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BLOG AA. VV. Las Campas del Naranco

6.400 firmas piden el vial a La Florida

 

Las distancias no siempre se miden en metros. Basta asomarse a una ventana del barrio de Las Campas. Cerca, muy cerca, se ven los edificios de La Florida, pero en recorrer los 400 metros que los separan se tarda tanto como de Ciudad Naranco a San Lázaro. Entre los dos el Plan General de Ordenación Urbana dibuja otra urbanización, Las Campas-Paniceres, con una calle central que une el bulevar de La Florida con la plaza central de Las Campas. Es sólo un dibujo, lo que sería un paseo de cinco minutos para hacer la compra en el supermercado o la farmacia se alargua, obligatoriamente, a una hora.


Los más de 2.000 vecinos del nuevo barrio, que aumentan constantemente con la entrega de nuevas promociones, disputan una carrera de fondo contra el Ayuntamiento desde hace más de un lustro. Después de llamadas, cartas al alcalde y sus concejales, movilizaciones, pancartas y lazos verdes en sus balcones, hoy acudirán al Registro Municipal para presentar las 6.400 firmas, recogidas desde julio, que exigen la ejecución del vial, según informó ayer la presidente de la asociación vecinal, María José Blanco.


La visita será breve, pero aunque fueran recibidos por primera vez por el alcalde, Gabino de Lorenzo, y se llevaran a casa la promesa de empezar mañana mismo las obras, más de uno no se lo creería. Ya han visto su sueño más cerca y se esfumó. En mayo de 2008, en vísperas de una protesta en el Pleno, el edil de Urbanismo anunció el arranque de las obras. Una excavadora estuvó allí un par de semanas, los primeros días mordió la tierra; luego, despareció. En lugar del vial, dejó un barrizal.


La historia es larga. En 2004, los nuevos vecinos de Las Campas esperaban el arranque de las obras que les unirían al resto de la ciudad, Al ver que el proyecto no avanzaba, el anterior presidente de la asociación, Adolfo Figares, situó el vial como su principal reivindicación. Las buenas palabras de los primeros encuentros con los políticos acabaron en insultos del concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, que llamó a Figares «jeta con carné de partido».


Antes de la crisis económica, en el camino se cruzaron también las exigencias de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. En realidad, todo los desarrollos de la zona oeste de la ciudad están paralizados por la insuficiencia de la depuradora de San Claudio. Las Campas-Paniceres no es una excepción, aunque podría serlo. A los promotores (Sacyr y Residencial Las Campas) les interesan sus pisos -2.200, después de varios aumentos aprobados por el Ayuntamiento-, pero la presión de los vecinos logró que el anterior edil de Urbanismo segregase el proyecto de urbanización en dos: el vial y el resto de los terrenos. La medida abría una puerta de salida, pero no hubo manera de que los empresarios adelantasen los 9 millones de euros que costaría la calle a cambio de nada.


En febrero, Figares dejó paso a Blanco y las movilizaciones siguieron: han cortado el tráfico, recorrido ambos barrios a pie tras una pancarta y enviado cartas «sin recibir respuesta» al Ayuntamiento. Hasta empañaron la inauguración del nuevo consultorio de Las Campas con la reivindicación.


A pesar del nuevo intento, no tienen muchas esperanzas a corto plazo, ya que no paran de recibir batacazos. El último, el rechazo del Principado al proyecto para construir el vial de Vallobín a San Claudio. «Lo vemos todo muy negro», reconoció Blanco.

Noticia publicada en elcomerciodigital.com

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